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“La vida es bella”, de esta manera, arranca como una idílica comedia ubicada en la Italia de Mussolini. Guido, pese a la religión católica que profesa la gentil Dora y al hecho de que ella está prometida a un aburrido oficial fascista, Rodolfo, con el que el soñador mantiene un par de desafortunados encontronazos, la corteja con éxito.
Pero la feliz historia sufre un inesperado giro. Y nada prepara al espectador para el shock que le espera en la segunda parte de la película, cuando la familia que Guido, Dora y su pequeño Giosué han formado es detenida y enviada a un campo de concentración. Una vez allí, pese al horror y la desesperación, Guido idea con determinación un plan: defender a su pequeño hijo de la barbarie, crueldad y brutalidad imperantes en el campo de exterminio fascista. Así, Guido persuade al confiado pequeño de que todo es, en realidad, un enorme y formidable,aunque extraño, juego en el que ambos deben participar para competir por el máximo premio: un tanque real, reproducción del de juguete que Giosué atesora como su posesión más preciada.
La fantasía y energía aparentemente inextinguible del padre convencen al niño de estar inmerso en el juego más grande y excitante jamás soñado.La meta final de Guido es lograr mantener intactos los sueños del niño
Los que estuvimos en los campos de concentración recordamos a los hombres que iban de barracón en barracón consolando a los demás, dándoles el último pedazo de pan que les quedaba. Puede que fueran pocos en número, pero ofrecían pruebas suficientes de que al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas -la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias- para decidir su propio camino”. (Viktor E. Frank)
Pero la feliz historia sufre un inesperado giro. Y nada prepara al espectador para el shock que le espera en la segunda parte de la película, cuando la familia que Guido, Dora y su pequeño Giosué han formado es detenida y enviada a un campo de concentración. Una vez allí, pese al horror y la desesperación, Guido idea con determinación un plan: defender a su pequeño hijo de la barbarie, crueldad y brutalidad imperantes en el campo de exterminio fascista. Así, Guido persuade al confiado pequeño de que todo es, en realidad, un enorme y formidable,aunque extraño, juego en el que ambos deben participar para competir por el máximo premio: un tanque real, reproducción del de juguete que Giosué atesora como su posesión más preciada.
La fantasía y energía aparentemente inextinguible del padre convencen al niño de estar inmerso en el juego más grande y excitante jamás soñado.La meta final de Guido es lograr mantener intactos los sueños del niño
Los que estuvimos en los campos de concentración recordamos a los hombres que iban de barracón en barracón consolando a los demás, dándoles el último pedazo de pan que les quedaba. Puede que fueran pocos en número, pero ofrecían pruebas suficientes de que al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas -la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias- para decidir su propio camino”. (Viktor E. Frank)