El termino
animación tiene una doble raíz, las cuales son:
- Animus que significa cambio, ayuda, crecimiento. Sugiere acciones, implica movimiento, etc.
- Anima que significa dar vida, aliento vital, accionar el pensamiento y la responsabilidad individual y grupal en la toma de decisiones.
Etimológicamente, animación infunde vida, implica el “actuar sobre algo”, motiva para la acción, es un proceso relacional, es decir, “actuar
en” una sociedad.
Ambas tendencias son imprescindibles para enfrentarse a los
problemas socioculturales ya que tanto animus como anima son complementaras y
comunes.
“Dar vida” implica la incitación a un colectivo a ser
autónomo, a valerse por sí mismo, a realizar actividades que les permitan el
crecimiento como comunidad y que favorezca un sentimiento de pertenencia.
Gracias a esto se puede analizar la realidad o realidades de dicho colectivo y
evitar que caiga en la marginación.
“actuar en” implica relación con el medio en el que se
encuentra, ya que es necesario conocer el entorno para poder intervenir en él.
El animador/a debe favorecer el conocimiento del entorno para que la persona
sea capaz de actuar en él de forma activa para transformarlo.
Un animado/a tiene que dar, ser responsable y decidido/a
para provocar un cambio en los colectivos y por tanto llegar a una transformación
de la realidad realizada por los propios colectivos o ciudadanos.
El termino animación apareció por primera vez en 1995 en el
curso de una reunión organizada por la UNESCO en Austria, aunque el termino
animador ya fue utilizado en 1945 en Francia. (García, 2010)
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